PROYECTO MBP: Manual de buenas prácticas para la intervención en las barriadas residenciales obsoletas

24/03/2015



La obsolescencia en términos urbanísticos no es símbolo de decadencia, sino una condición intrínseca de la modernidad. Los cambios son tantos y tan rápidos, que una gran barriada construida en los años 70 y 80 se puede haber quedado obsoleta, sin vecinos y fuera de la normativa vigente en materia de vivienda residencial.  
 
A finales del siglo XX, la única respuesta a la obsolescencia era la destrucción o el derribo. Esto no es más que una falta de capacidad de las administraciones, y de la sociedad en general, de afrontar el problema. Las primeras reacciones contra la destrucción fueron motivos patrimoniales.  
 
Hoy día, las administraciones preocupadas por los problemas de la vivienda tienen otros motivos para buscar soluciones imaginativas para las barriadas obsoletas: la responsabilidad en el uso de los recursos públicos, la lucha contra los movimientos especulativos y una apuesta por la memoria colectiva del siglo XX. El reto está en Europa: revitalizar las barriadas periféricas y reutilizar las instalaciones obsoletas.  
 
Para ello, la Consejería de Fomento y Vivienda está financiando, junto a la Unión Europea, un proyecto de investigación en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla, que definirá en un manual una serie de ideas o “buenas prácticas” susceptibles de poner en marcha en las barriadas andaluzas cuyo uso residencial se está quedando obsoleto.  
 
“Lidiar con la obsolescencia”, dice el investigador principal, el arquitecto Carlos García Vázquez. Además de construir viviendas sociales, los gobiernos se plantean qué hacer con las barriadas obsoletas. Un manual de referencia que parte de la realidad andaluza.  
 
Este proyecto cuantifica y define, por primera vez, el problema de la obsolescencia en Andalucía. Se han definido unos indicadores y se están estudiando ahora las buenas prácticas asumibles por la administración de carácter urbanas, arquitectónicas, ambientales y de eficiencia energética, y de gestión.  
 
Durante el Seminario Internacional sobre “Intervención en barriadas residenciales obsoletas” celebrado el pasado 19 de marzo, se pusieron algunos ejemplos que ilustran este próximo manual de buenas prácticas.  
 
Algunas prácticas urbanas: en barriadas con problemas sociales y económicos, se pueden generar ejes transversales o corredores que fomenten el tránsito de personas ajenas a la barriada, de forma que se combata su aislamiento; facilitar usos temporales del espacio común, crear islas de biodiversidad y otras.  
 
Algunas prácticas arquitectónicas: nuevos usos dentro de los edificios, como guarderías o bibliotecas de barrio; estudiar la diversidad de uso de las viviendas en función de la gran diversidad social que tienen las ciudades (“desjerarquización de las habitaciones”), y otras como estudiar los posibles usos de espacios desaprovechados como las azoteas.  
 
Son solo ejemplos. En el mismo seminario también intervinieron, además de los miembros del equipo de investigación, otros expertos de universidades de Italia y México. La próxima cita es en el congreso internacional que el propio proyecto organizará a finales de año.